viernes, 8 de abril de 2011

La historia de Daniela Treneib - Capítulo 5 "El abrazo del pasado"

Era libre, al día siguiente de mi cumpleaños "me soltaron". Antes de salir el director del centro me entregó un sobre con en el que se podía leer mi nombre completo, no llevaba remitente. Sólo una pequeña anotación al pie: Entregar al cumplir la mayoría de edad. El sobre estaba cerrado.

Se supone que cuando sales de un sitio así debe venir a recogerte tu familia, esperándote en la puerta para luego regalarte el mayor de los abrazos. En mi caso faltaron ambas cosas.
Era libre sí, pero ¿de qué manera?


Empecé a caminar sin rumbo ni meta. Decidí cruzar el solar que tantas horas contempló mi vista. Cuando llevaba un rato caminando sentí un ruido detrás de mí, era un motor, un sonido que mi mente recordaba a la perfección, era la vieja furgoneta de Tomás, pero al girarme no era él quien la conducía sino su hijo Julio. No le esperaba ya que semanas atrás avisé de mi salida a Tomás por carta, pero no obtuve ninguna respuesta, ya no esperaba a nadie, pero sin embargo ahí estaba su hijo, no se habían olvidado de mi, le conocía desde pequeña y sin embargo apenas sabia nada de él, pero allí estaba, sonriendo delante de mí con una bonita flor en la mano. Y sin pensarlo me abracé a él con la misma fuerza con la que antaño me había abrazado a su padre cuando mi tía se fué. Esta vez el cuerpo no era el de una niña, esta vez si sabia que pasaba, pero tuve la misma sensación de soledad, tristeza y vacío que cuando era niña.
Julio me contó que su padre había muerto hacia unos meses de un infarto, me sentí mal y angustiada, al fin y al cabo Tomás era lo único que me quedaba de mi pasado.
La madre de Julio estaba enferma desde entonces y se pasaba las horas encerrada en su habitación viendo fotos del pasado y llorando sin parar. Se alegró de verme, pero tan pronto como me saludó, regresó a su cuarto.
Julio lo estaba pasando realmente mal, todo esto era demasiado para él, sólo tenia 20 años una madre enferma que cuidar y un pequeño negocio como herencia que llevar.
Me preparó una habitación y allí me instalé, prometiendo que en seguida encontrase un trabajo me iría de allí, Julio parecía no tener ganas de que ese momento llegase.

Julio era un muchacho alto y bien fornido de tantas horas cargando y descargando la furgoneta de trabajo. Sus ojos oscuros, casi negros, pero realmente bonitos y expresivos. Sus labios eran carnosos. No se reía mucho era más bien callado y tímido, pero cuando reía tenía una sonrisa preciosa que dejaba asomar dos pequeños hoyuelos que la hacían más bonita aún.

Con todo el lío del nuevo cambio olvidé por completo la carta misteriosa, pero había llegado el momento de abrirla, no me imaginaba que podía contener, pero dentro de mí sentia que de alguna manera en ese sobre estaba la siguiente parada del tren de mi vida.

3 comentarios:

  1. ¡Ayyy! Qué abra ya la carta!! Qué misterio. Estaré atenta al siguiente capítulo, que espero no tarde!

    ¡Un abrazo!

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  2. Mm me quedé con la intriga de la carta >.<
    ¿Qué pondrá?

    ¿Para cuándo un nuevo capítulo?

    Besoos!

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  3. por favor, pronto un siguiente capitulo, estoy deseando saber que dice la carta y quien se la envia.
    un beso, guapa.

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