
Estaba abierta, rota, tirada en el suelo, mirándome. De repente mi corazón empezó a latir al son de un raro nerviosismo que entonces no entendí.
Dentro de la caja había solo recuerdos a simple vista, fotos viejas, cartas, algunas joyas y una llave dorada cogida a un cordel de plata. Entonces, sentada bajo la luz clara del día que entraba por el tejado inexistente empecé con las fotos, las primeras eran de la infancia de mi tía, cumpleaños rodeados de gente que yo no conocía. Luego había varias de lo que parecía una ciudad extranjera, paisajes y monumentos bellos. En algunas salía solo mi tía. Y al poco salía abrazada a un hombre, rápidamente reconocí aquel perfil, era el de Ángel, amantes escondidos en una ciudad lejana. Se les veía felices, sentí pena.

Mi tía y mi madre eran cuñadas, ya que mi tía por lo que sé era hermana de mi padre. Al poco encontré otra foto similar, esta vez eran cuatro, Ángel, mi tía, mi madre y un hombre que la tenía por la cintura, debía ser mi padre, también me parecía mucho a él. Allí estaban sonriendo. Sonrisas.
-Y no me digo nada.- pensé. Ángel también conocía a mis padres. Eso era nuevo. Mucho para mí.
Cuando pude recuperarme del shock continúe con el registro de recuerdos. Cartas de amor, había muchas, de la relación que Ángel y mi tía habían llevado en secreto. Sé que eran personales y que no tenía derecho a leerlas pero sentí que tenía que hacerlo.
Después de varias de amor de Ángel hacía mi tía, una de ellas cambiaba totalmente el tono y cariño de las anteriores. Cartas que mi tía debía haber enviado y fueron devueltas por el remitente, le suplicaba a Ángel que no lo hiciera, que no tenía derecho. Le hablaba con una dureza y sequedad pasmosas. Pero en la carta no había referencia alguna de que se trataba. Luego había varias del estilo.
Y por último había una carta de mi padre. Era parca en palabras, le pedía que fuese a Francia a verles, que necesitaban un gran favor. Un favor. No era necesario ser muy inteligente para saber de que favor se trataba.
Cuando terminé, sin pensarlo me vestí rápidamente y salí de casa.
Llegue gritando fuera de mí a la oficina de Ángel, me debía muchas explicaciones. Ese hombre escondía más de lo que me había contado.
- ¡¡NO PIENSO MOVERME DE AQUÍ HASTA QUE ME EXPLIQUES DE QUE VA ESTA MIERDA!!
Y tirando las cartas y fotos sobre la mesa esperé su respuesta.
Ceada vez está más intersante.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Me encanta, en cada capitulo te superas más, de verdad, un saludo compañera
ResponderEliminarla verdad, tocaya, es que cada vez te superas a ti misma, sigue asi, un beso.
ResponderEliminarMuy bueno, os pregunte hace tiempo como podia hacerme seguidor, es necesario que me habra una cuenta? me gustan mucho las dos historias..para cuando la siguiente entrega?? jeje
ResponderEliminarun saludo
por cierto me llamo Fran
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